07 septiembre 2015

LUNA DE MIEL. ULTIMA PARADA: HAWAII (DEL 23/07 AL 27/07). ÚLTIMO DÍA+DESPEDIDA

Amanecimos en el que fue nuestro último día en Hawaii. Recorrimos la capital, Honolulu, para ver algunos de los lugares míticos de la ciudad.





Pasamos por la Aloha Tower para sacar unas fotos y, a continuación, nos fuimos hacia el Iolani Palace. Es el único palacio real que se ha utilizado como residencia oficial por un monarca reinante en los Estados Unidos y es considerado un Lugar Histórico Nacional. Por fuera del palacio, hay una estatua de su última reina (cuyo nombre soy incapaz de reproducir, tendría que mirarlo en la wikipedia), la que finalmente "entregó Hawaii a los EEUU" (o así lo ven los hawaianos), tras su derrocamiento a finales del siglo diecinueve (en verdad, hace nada), momento en el que se convirtió en una república. Hawaii fue el último estado en anexarse a los EEUU (en 1959, ese dato sí que lo he mirado).


Los hawaianos tienen un carácter adorable y acogedor, especialmente con los extranjeros, no así con los "americanos". Aún se siente resquemor entre hawaianos y americanos (continentales). 

Continuamos y ese día comimos por la zona de Waikiki. Comimos una hamburguesa que para mi, fue de las mejores que probé estando en los EEUU. La que pedí yo, tenía, además, cerdo "kalua" y estaba bueníiiiiiiisima. El sitio se llama "Cheeseburger" y estaba en el mismo paseo marítimo.





Después de comer hicimos el check out en el hotel y permanecimos en la playa y la piscina durante toda la tarde, ya que nuestro vuelo salía a las 11 de la noche.




El hotel nos dejaba una habitación de cortesía para ducharnos y cambiarnos de ropa, antes de tirar al aeropuerto. Fuimos con tiempo al aeropuerto para hacer la facturación. Antes de facturar, todas las maletas deben pasar una inspección de lo que viene siendo algo similar al Ministerio de Agricultura, para asegurarse de que no sacas del estado semillas o alguna especie autóctona.

Tocaban 24 horas por delante de viaje antes de llegar a Madrid (Honolulu-San Francisco-Nueva York-Madrid). Llegamos exhaustos y tristes por el final del viaje. Tocaba volver a la realidad con un jet lag alucinante, de esos de "me despierto a las 3 de la mañana súper activa y a las 3 de la tarde me duermo por las esquinas...". Tardamos casi unos 10 días en recuperar nuestros horarios y hábitos. 



Y así terminaba nuestra luna de miel. Sencillamente, alucinante. Una experiencia de esas que te llevas contigo para siempre y que merece la pena vivir. 

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