07 septiembre 2015

LUNA DE MIEL. SEGUNDA PARADA: SAN FRANCISCO (DEL 17/07 AL 20/07). LLEGADA A SAN FRANCISCO.

Nos vino a buscar el transporte contratado al aeropuerto. Para los que vayáis a San Francisco en avión (vuelos domésticos dentro de los EEUU), tened en cuenta que en el aeropuerto, tanto cuando vayáis hacia San Francisco, como cuando salgáis desde San Francisco hacia otro destino, os cobran una cantidad por maleta que no está incluida en el precio del billete de avión. ¡OJO! que son 25 dólares por maleta... éramos dos con una maleta cada uno... 50 dólares la broma para ir a San Francisco. De esos 50 dólares ya nos había advertido la agencia, lo que nosotros pensábamos que sólo era a la ida... pero ya veréis en el post en el que partimos de San Francisco a Los Ángeles, que nos volvieron a cascar otros 50 dólares en maletas.

Otro aspecto con el que tener extremo cuidado es con el peso de las maletas, especialmente si habéis ido de compras. Nosotros íbamos muy justos de peso (después de nuestro paso por el outlet de Las Vegas) y tuvimos que sacar algún par de zapatos y alguna sudadera y llevarlos en el bolso de mano porque pasaba las 50 libras (23 kilos al cambio). El sobrepeso, creedme, que no merece la pena pagarlo (a menos que el presupuesto para el viaje no sea un problema), es EXCESIVO. Casi que si compráis mucho, os merece más la pena pillar otra maleta y facturarla por 50 dólares.

Llegamos a San Francisco y el shuttle nos dejó en nuestro hotel. El hotel era el Kessington (4 estrellas) y estaba en pleno Down Town (centro) de San Francisco.

Os aconsejo también que os cambiéis el chip que traéis de España en cuanto a las categorías de los hoteles. Un 4 estrellas en España es una maravilla con respecto a los hoteles de 4 estrellas en los que estuvimos en Estados Unidos. Eso sí, no tenemos pega alguna del Kessington. Su ubicación es un 10 (está a pocos pasos de Union Square), está muy bien comunicado, tienen wifi gratis y, si bien la habitación no es nada del otro mundo, estaba todo muy limpio y el trato del personal fue muy bueno.

Lo primero que agradecimos fue el cambio de tiempo. Las Vegas era puro fuego, puro desierto. En San Francisco, en cambio, en pleno julio, pasamos frío.

Ya en su día leyendo blogs y foros sobre la Costa Oeste de EEUU, leí un refrán que me llamó la atención: "no hay peor invierno que el verano en San Francisco". Pensaba que era un refrán exagerado pero aún así, hicimos caso a los foreros y llevábamos con nosotros alguna chaqueta y teníamos sudaderas nuevas compradas en Las Vegas. ¡Y vaya si nos hicieron falta!

Salimos del hotel y dimos una vuelta por Union Square para tomar algunas fotos. Es el centro financiero y comercial. Hay tiendas por todas partes. A poco metros del hotel estaba el Café Bellini, donde almorzamos unas porciones de pizza (muy americano). El café está bien, hay un poco de todo para comer (por supuesto, comida rápida) y no es caro.




Nos sorprendió, de camino al Bellini, la cantidad de mendigos que hay en las calles. Sin exagerar, podía haber dos o tres en cada esquina.

Cuando terminamos de almorzar, tuvimos que volver al hotel a por abrigo. No sé si es porque el viento soplaba con fuerza, o por la humedad, pero teníamos muchísimo frío. Una vez abrigados, partimos hacia el cable car, el tradicional tranvía de San Francisco, para ver como daba la vuelta, a pocos metros bajando desde Union Square. 

Cerca de allí estaba la oficina de información turística. Pasamos a pillar mapas y a enterarnos bien de cómo iban los transportes. La agencia nos había pillado 48 horas de buses turísticos pero queríamos preguntar por el tranvía y otros medios de transporte.

El tranvía tradicional (el que vemos en las pelis) cuesta 7 dólares por trayecto. Sin embargo, podías comprar un abono de transporte de un día, tres días y creo que había también para más (no sé si una semana) y, no sólo merece la pena porque está muy bien de precio, sino que te incluye el tranvía tradicional, buses y cualquier otro transporte público de San Francisco. Está muy, muy bien, si no tenéis coche de alquiler y os vais a mover en transporte público.

Pillamos el cable car y, por supuesto, fuimos colgados en la parte de fuera (si no, ¿qué gracia tiene?). Llegamos a las inmediaciones de Fisherman's Wharf, la bahía de San Francisco.




El sitio nos encantó. Para nosotros la zona es increíble, llena de vida y de cosas que ver y hacer. Fuimos hacia el Pier 39 (los pier son como los muelles que van numerados). El Pier 39 es el más animado con diferencia. Primero admiramos los leones marinos que campan a sus anchas por allí para luego dar una vuelta por la zona comercial y de restauración que hay por allí. Nos encantó. Sacamos unas cuantas fotos y continuamos ya que al día siguiente teníamos contratado un crucero por la Bahía y el Golden Gate así que ese día a nuestra llegada sólo dimos una vuelta.




Continuamos dando una vuelta y queríamos ver la famosa calle inclinada y con ocho curvas muy cerradas de San Francisco, Lombard Street, la calle más sinuosa de los Estados Unidos y que en tantas pelis hemos visto. Parecía un paseito pero pronto se convirtió en una auténtica pechada. La inclinación de algunas de las calle es una pasada y ya cuando nos vimos a mitad de la pechada no nos quedó otra que continuar hasta el final. La calle se sitúa entre Russian Hill y Hyde Street y hay unas vistas espectaculares desde ahí arriba. Nos sacamos las correspondientes fotos y volvimos en tranvía en dirección al hotel, que tenía una parada muy cerca. El primer día cenamos en Lori's Diner. Es el típico local de comida rápida ambientado en los 50. Las hamburguesas no nos convencieron... pero los batidos estaban estupendos.




Nos volvimos al hotel no sin antes pillar agua en el Wallgreens para llevarnos a la habitación. Queríamos aprovechar al máximo los dos días que nos quedaban por delante en San Francisco. Hora de irse a dormir. 











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